El pasado viernes 19 de diciembre se bendijo e inauguró el belén que la Asociación Virgen de la Saleta ha instalado en la iglesia de San Andrés, con catorce figuras procedentes del convento del Tránsito, una talla de San José del Seminario y una imagen de la Virgen de una colección privada.
La Asociación Virgen de la Saleta ha instalado en la iglesia de San Andrés de la capital el belén del convento del Corpus Christi (llamado también del Tránsito) de las hermanas clarisas. La bendición del belén tuvo lugar el viernes 19 de diciembre, después de la breve oración mensual que cada día 19 de mes celebra la Asociación ante la Virgen de la Saleta a las 19 horas.
La iglesia de San Andrés estará abierta para ver el belén durante el tiempo navideño del 19 de diciembre al 6 de enero, de 10 a 13 horas y de 17 a 20,30 horas. Los días 24 y 31 de diciembre y 5 de enero cerrará a las 19 horas, mientras que los días de Navidad y Año Nuevo cerrará por las mañanas.
El belén instalado en la capilla de la Virgen de la Saleta, en la iglesia de San Andrés, está formado por catorce figuras del conocido Nacimiento de las MM. Franciscanas Clarisas del Convento del Tránsito, un San José del escultor Blas González que está al culto en una de las capillas del Seminario y una Virgen con Niño de la escuela de Gerona, de finales del siglo XIX, perteneciente a una colección privada.
El belén del Convento del Tránsito es uno de los más antiguos e interesantes de Castilla y León, desde el punto de vista histórico e iconográfico. Las piezas, de tamaños variables (las expuestas alrededor de 50 cms), proceden en su mayoría del siglo XVII. Según la tradición las figuras fueron traídas desde Flandes como regalo del hermano de una religiosa.
Tal y como afirma el estudio realizado por el investigador Antonio Cea Gutiérrez lo que hace importante a este conjunto no es tanto la belleza formal, alejada de los belenes napolitanos, sino “el aire pastoril, el vínculo fuerte que se percibe con las representaciones teatrales religiosas de la época”.
Las piezas están realizadas en alma de lino recubierta de ricas telas, las cabezas son de papelón (técnica de imaginería ligera empleada en la época también en piezas de gran tamaño) y se reserva el uso de madera para algunas extremidades. Algunos de los pastores portan reliquias y exvotos en sus vestimentas.
Destaca por la iconografía la figura de San Francisco de Asís, figura del siglo XVII, patrón de los belenistas, y que podría haber sustituido según los estudios de Cea Gutiérrez a San Diego de Alcalá, que es quien se identifica de esta manera en otros Nacimientos, portando en su mano flores en lugar de la cruz que porta en la actualidad.
Los Magos, montados en camellos, los pastores y San Francisco han sido dispuestos en la capilla donde recibe culto la Virgen de la Saleta, a modo de altar, tal y como solían instalarse este tipo de Nacimientos barrocos, ya que muchas figuras estaban realizadas únicamente para su visión frontal. Se incluían además elementos litúrgicos como candelabros, sacras, paños bordados, o flores, para enriquecer las escenas. Completa esta arquitectura efímera el Misterio que se ha instalado en la hornacina superior de la capilla.
Un San José del escultor Blas González
La figura del San José que preside la escena central del Belén es obra del taller del escultor, tallista y pintor Blas María González Córdoba (Zamora, 1791-post.1844). La relación de este escultor (autor de la antigua Santa Cena de la Cofradía de la Santa Vera Cruz que hoy se expone en el Museo de Semana Santa) con la iglesia de San Andrés fue ciertamente estrecha. Entre 1816 y 1826, el historiador José Ángel Rivera de las Heras ha conseguido documentarle en dicha iglesia las tareas de armar y desarmar el monumento del Jueves Santo, limpiar las vidrieras y realizar la mesa del altar mayor y una grada.
El San José de la iglesia de San Andrés, que actualmente recibe culto en una de las capillas del Seminario Menor San Atilano, es obra de pequeño formato, tallada en madera. Define e identifica el estilo del autor la forma peculiar de tallar el cabello y la barba y el empleo de la pasta vítrea para los ojos. La imagen tiene en su mano izquierda una espiga de madera para el enganche de un Niño Jesús que no se conserva, y en la derecha porta una vara de madera. En su cabeza porta una aureola o resplandor de cobre bañado en plata. Guarda grandes parecidos con el San José de la iglesia de San Claudio de Olivares, atribuido también al taller de González.