En los últimos días del año recibimos la grata visita de una representación de los Misioneros de la Saleta en España, con sede en el Santuario de la Saleta en Silleda-Siador (Pontevedra), encabezada por el superior Gerardo Comeau. Le acompañaban otro misionero saletino de la comunidad de Siador, el padre Katanga, un misionero saletino de la comunidad del Monte do Gozo en Santiago de Compostela, el padre Román, y tres jóvenes gallegos que participaron en el último encuentro europeo de jóvenes saletinos. Participaron también del encuentro las tres religiosas de la orden de Jesús Redentor, con sede en el pueblo zamorano de Fariza. Esta orden, fundada en Francia a finales del siglo XIX, tiene como patrona a la Virgen de la Saleta.
El padre Gerardo, que ya conocía Zamora, al haber predicado en varias ocasiones en el pasado con motivo del Triduo a la Virgen de la Saleta en el Monasterio de Santa Clara de la capital y en el de Santa Sofía de Toro, se mostró especialmente ilusionado con la puesta al culto de la Virgen en la iglesia de San Andrés y la formación de la Asociación que se encarga de su culto. En la primera parte del encuentro, que tuvo lugar en el Seminario San Atilano, los misioneros presentaron la orden y la vigencia del mensaje de la Saleta. El padre Román y los tres jóvenes que le acompañaban, presentaron sus vivencias en los encuentros europeos de jóvenes saletinos, incidiendo en el ambiente de fraternidad y oración. El próximo encuentro europeo se celebrará en el verano de 2015 en el Centro de la Saleta de Salmata, a pocos kilómetros de Asís (Italia). En la parte final los misioneros pudieron conocer de primera mano el nacimiento de la Asociación zamorana, la historia de la devoción en la Diócesis, las líneas de trabajo establecidas y los proyectos ya comenzados.
Tras una visita a la ciudad (iglesia de Santiago del Burgo, convento del Corpus Christi, Catedral, entre otros puntos) el padre Gerardo presidió la Eucaristía en la iglesia de San Andrés, junto a la imagen de la Virgen de la Saleta que realizara el imaginero Ramón Álvarez en 1870. Por la noche, en ambiente de fraternidad, compartimos una oración, en la que se fue relacionando el mensaje de la Saleta con diferentes textos evangélicos.