Este sábado, 28 de enero, tendrá lugar una nueva edición de los “Sábados de la Saleta“, en esta ocasión acercándonos a un tema social, el fenómeno migratorio, y que tendrá formato de conferencia. La intervención llevará como título “Migrantes y refugiados: iconos que nos interpelan” y correrá a cargo del jesuita toresano y director del Secretariado de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, José Luis Pinilla.
Se celebrará a las 19 horas en el salón de actos del Museo Etnográfico de Castilla y León (entrada por la calle Corral Pintado) y la entrada será libre.
Cuando escribo estas líneas, recuerdo que hace un año precisamente estaba en los Balcanes, orando ante un icono, dejando que me “mirara”, cuando se empezaba a destapar públicamente la llegada de emigrantes al corazón de Europa. La noticia de los 70 emigrantes asfixiados (¡ay, asfixiados!) en un camión frigorífico en Austria la recibí justo en Decan Vitoski, un monasterio situado entre Gjakova y Pej, en Kosovo, que todavía mantiene concertinas (¡ay, las concertinas!) y soldados. Este enclave serbio está protegido por las fuerzas KFOR de las Naciones Unidas. A pesar de ello, pude envolverme de la presencia acogedora del silencio y del misterio contemplando el gran pantocrátor de la cúpula central. Y oré delante de uno de los muchos iconos en la pared que separa la nave del altar.
Y pensaba que, quizás dentro de cincuenta años, sería bueno volver a recordar los versos iniciales del poema 1936, de Luis Cernuda: “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”, porque quizás muchos se habrían olvidado de las penalidades migratorias de estos días en la mayor tragedia humanitaria –y, sobre todo, política– tras la II Guerra Mundial. Y que muchos quieren convertir simplemente en una noticia escondida o borrada para siempre por los vientos furiosos del Brexit u otras zarandajas que tanta exclusión, xenofobia y racismo están provocando contra los emigrantes. “Así será”, me dije. Y me comprometí a recordarlo siempre que pudiera.