El rector del Santuario de La Salette invita a la Asociación zamorana a estrechar los lazos y fomentar el voluntariado

En las fechas anteriores a la celebración de la Asunción tres representantes de la Asociación Virgen de la Saleta de Zamora viajaron al Santuario de La Saleta, enclavado en los Alpes franceses, dentro del área de la pequeña aldea de La Salette. El Santuario, que se levanta sobre la imponente montaña donde se apareció la Virgen a dos pequeños pastores el 19 de septiembre de 1846, está gestionado por los Misioneros de la Saleta y cuenta con una amplia hospedería que funciona gracias al trabajo desarrollado por alrededor de cien voluntarios de todas las edades llegados de diversos países.

 

El Santuario Mariano ofrece además diferentes actividades ligadas a la pastoral, a trasponer el mensaje de la Saleta al contexto actual (en octubre celebrarán la séptima edición del exitoso ciclo  “Cine y Reconciliación”) y de encuentro con la naturaleza (el Santuario, a 1.800 metros de altitud, se asienta en una de las zonas montañosas de los Alpes más bellas y propicias para el senderismo).

 

Los representantes de la Asociación tuvieron ocasión de saludar al Arzobispo de Grenoble, Guy de Kerimel, que presidió las celebraciones con motivo de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.

 

Ya el día 16 se mantuvo una reunión con el rector del Santuario, el padre Manuel Bonfim, a quien se le presentó la Asociación zamorana, recientemente erigida canónicamente, exponiendo sus orígenes, sus líneas de acción y los proyectos ya iniciados. El rector mostró su alegría por el trabajo desarrollado y animó a la Asociación a continuar impulsando la devoción a la Saleta en Zamora, a crecer en la oración y a estrechar los lazos con el Santuario, a través de peregrinaciones y del voluntariado de algunos de sus miembros. Asimismo explicó los proyectos sociales que desarrolla la congregación actualmente en Madagascar, remarcando la importancia de contraer un compromiso para salir al encuentro de los más desfavorecidos, como invita el papa Francisco. Los zamoranos agradecieron el trato recibido durante esos días y se comprometieron a trabajar en la línea marcada, retomando el contacto con el Santuario y promoviendo las peregrinaciones, que  ya se hicieran desde Zamora hasta la década de los 90.